22 de Noviembre de 2024 | La Realidad Política
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Opiníon
por: Ernesto Osorio
SAFE en HOME.- De medias negras... a Morena


En el beisbol, la disciplina y el respeto a las normas establecidas para el juego si son cosa seria.

En el llamado "rey de los deportes" los escándalos mediáticos han terminado con la carrera deportiva de muchos jugadores, a veces incluso de manera injusta.

Casos como el del antesalista de los Yanquis de Nueva York, el dominicano Alex Rodríguez quien fue suspendido por 211 juegos en el 2013 por haber engañado a la Major League Baseball (MLB) al asegurar que consumía anabolicos por prescripción de un médico que le dijo que se trataba de sustancias legales; o el del ex pelotero de los rojos de Cincinnati Pete Rose quien se vio involucrado en un escándalo de apuestas que a la postre lo alejó definitivamente del diamante en un momento cumbre de su carrera en 1989, son prueba de que en el beisbol, el engaño no tiene cabida y que cuando se descubre se castiga severamente..

Pero ¿siempre han sido así las reglas en el beisbol?. Por supuesto que no. El caso de "las medias negras" de Chicago en 1919 alertó muy a tiempo a los directivos de la MLB para endurecer sus reglas y proteger así la integridad moral de este deporte.

Para quien no lo sabía, el nombre "medias negras" se acuñó para referirse al equipo de las Medias Blancas de Chicago, que en 1919 perdió a propósito una serie mundial por conflictos de algunos jugadores del equipo con su propietario.

El autor del complot fue el primera base Arnold "Chick" Gandil, quien convenció a 7 de sus compañeros para dejar perder los dos últimos juegos en casa, por diferencias que todos tenían con el propietario del club, Charles Comiskley.

La sanción fue ejemplar. Los conspiradores fueron expulsados de por vida para volver a jugar beisbol, y hasta para pararse nuevamente en un diamante.

El engaño, la mentira, la farsa y la manipulación son conductas que ofenden y degradan la inteligencia del ser humano, y se llega al limite cuando se usan para incidir en la conducta de los otros con un perverso interés personal.

El alemán Joseph Goebbels lo sabía, y vean hasta donde llevó a Adolfo Hitler.

Decía el ministro para la Ilustración Pública y Propaganda de la Alemania nazi que una mentira repetida varias veces, llega a ser una gran verdad, y esa filosofía -aparentemente- parece ser la premisa ideológica de quienes dirigen al Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en el Distrito Federal.

Suena descabellado imaginar que uno de los promotores de la filosofía de izquierda más radical como lo es Andrés Manuel López Obrador, abandere estos preceptos, pero todo parece indicar que algunos de sus colaboradores más cercanos si. Veamos.

El pasado jueves 29 de octubre, los 20 diputados locales de Morena, primera mayoría en la actual Asamblea Legislativa, decidieron no ingresar al salón de plenos y prefirieron organizar un mitin de protesta en la calle para acusar el "agandalle" que el PRI, PAN y PRD habían concretado en su contra para dejarlos fuera de las Comisiones legislativas de mayor incidencia política en la capital.

Algo que no es del todo cierto, pues el coordinador parlamentario de Morena Cesar Cravioto mostró muy pocas tablas dejando perder -primero- tres lugares en la Comisión de Gobierno alegando austeridad, cuando en verdad lo que no tenía eran los perfiles idóneos para ocupar esas posiciónes. Esa misma postura la asumió al negarse a negociar las 19 presidencias en las Comisiones que les correspondían y que también dejó perder y ahora se niega a integrar.

Importante es dejar en claro - porque hemos sido testigos presenciales de los hechos- que desde que arrancó esta legislatura los diputados de Morena se han dedicado mas a predicar el ideario político de su caudillo Andrés Manuel López Obrador, sin el menor recato y gritando con voz en cuello ese nombre, ignorando que con ello transgreden la ley electoral vigente, pues no hay proceso electoral en puerta.

Pa pronto, hacen campaña para su líder fuera del tiempo legal. Pero sus incongruencias no sólo son estas.

El hecho de renunciar a la mitad de su dieta o salario como diputado para destinarlo -según dicen- a la educación en el país, es una mentira pues queda más que claro que esos recursos financiarán la campaña de AMLO en el 2018. ¿O acaso ya dieron a conocer el fideicomiso o patronato que recibirá esos recursos, que no son pocos?.

(32 mil pesos por 20 diputados es igual a 640 mil pesos mensuales, al año serán 7 millones 680 mil y al finalizar la legislatura serán 23 millones 40 mil pesos).

En aras de esta campaña, Morena deja ir la oportunidad de dominar las decisiones en la ALDF, y con ello dejar que la alianza de los partidos que le son oposición asuman esa tarea. ¿Acaso eso no es fallarle a sus electores?.

La manifestación convocada por el nuevo dirigente de Morena en el D.F, el ex perredista Martí Batres el pasado jueves, no fue un acto de protesta para reclamar el "agandalle" de sus opositores en Comisiones; fue un mitin para arrancar la campaña presidencial del tabasqueño en el D.F. y declarar la guerra al gobierno de Miguel Ángel Mancera como estrategia para arrebatarle la Ciudad, su principal bastión.

Si esta estrategia electorera de Morena fuera solo eso, una campaña política adelantada, podríamos convocar sólo las autoridades electorales a actuar en consecuencia e imponer las sanciones correspondientes. Sin embargo, esto no es así.

La incongruencia, la mentira y la farsa dominaron el discurso de Batres y Craviotto, quienes con sus palabras engañan a la gente que los sigue, aprovechándose de su condición de ser pobres y tener necesidades.

Ambos acusaron enfáticamente el despilfarro de millones por parte de la ALDF, auspiciada por el PRI, PAN y PRD. Un hecho por demás condenable, cierto, pero del cual ellos se vieron beneficiados en su momento. ¿O acaso Martí como presidente de la Primera legislatura de la ALDF renunció a esos privilegios?

Podría alegar el diputado Craviotto como me lo refirió en una ocasión, que el presupuesto en aquel entonces de la ALDF era el más bajo y que se ha quintuplicado en tan solo 9 años. ¿Entonces despilfarrar es asunto de medidas?.

Pero si quieren un caso más reciente, está el de la diputada Aleida Alavez, la preferida del profesor René Bejarano, quien alega que en la Comisión de Gobierno se reparten un botín millonario que de manera discrecional manejan los coordinadores parlamentarios. Si esto es cierto como alega, ¿por qué nunca lo denunció cuando fue secretaria de la Comisión de Gobierno en la V ALDF y feliz, recibía su tajada como todos los demás? ¿Qué hizo con ese dinero durante tres años?.

Con su conducta, los diputados de Morena, faltan a sus principios de no traicionar, no mentir y no robar, pero mas allá de eso, ofenden a la población manipulando a decenas de personas necesitadas a quienes pagan 200 pesos para asistir a cada mitin.

Eduardo L. Bernays, sobrino del psicólogo austriaco Sigmund Freud y pionero en los estudios de comunicación de masas, refiere en su libro "Cristalizando la Opinión Pública" (Paidos 1999) que la propaganda es un método para unificar cierto pensamiento. “...la mente del grupo no piensa, en el sentido estricto de la palabra. En lugar de pensamientos tiene impulsos, hábitos y emociones. A la hora de decidir su primer impulso es normalmente seguir el ejemplo de un líder en quien confía. Este es uno de los principios más firmemente establecidos por la psicología de masas”.

De ese modo, la propaganda de los dirigentes de Morena se dirige, no al sujeto individual sino al grupo en el que la personalidad del individuo se diluye y queda envuelta en retazos de falsas expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustentan. ¿No es eso, engañar a la gente?

Al igual que Alex Rodríguez, Pete Rose y Arnold "Chick" Gandil en el beisbol, Batres, Craviotto y Alavez en política consuman el engaño y roban un out disfrazándolo de "safe en home" a quienes votaron por ellos. Pero a diferencia de los primeros que si recibieron su castigo, los tres últimos gozan del fuero que les da la Constitución para seguir engañando y manipulando a la gente.

¿Lo sabrá el peje?.
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