Protesta multitudinaria en contra del gobernador de Oaxaca
José María Álvarez/AP
Sábado, 03 de Febrero de 2007
Los manifestantes, una mezcla entre profesores, sindicalistas y sectores indígenas y de izquierda, demandan la renuncia de Ruiz. Foto AP
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Oaxaca, México, 3 de febrero. Miles de manifestantes marcharon por el centro histórico de la ciudad sureña de Oaxaca el sábado, lo cual demuestra que continúa con vida un movimiento iniciado hace ocho meses para derrocar al gobernador de la entidad, a pesar de cientos de arrestos.
Pintando en los muros leyendas acusado al gobernador Ulises Ruiz de ser un "asesino" y ondeando banderas en demanda de la libertad de "presos políticos", los manifestantes pasaron ante miles de policías con equipo antimotines que vigilaban la plaza central de la ciudad. No hubo informes inmediatos sobre arrestos o enfrentamientos.
Los manifestantes, una mezcla entre profesores, sindicalistas y sectores indígenas y de izquierda, demandan la renuncia de Ruiz, a quien acusan de manipular las elecciones estatales del 2004 a su favor y enviar a grupos armados contra disidentes.
Se carece de estimaciones oficiales sobre el número de participantes en la marcha, pero un reportero de Associated Press consideró que serían unos 20.000.
Ruiz, miembro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México durante casi todo el siglo XX, niega las acusaciones.
Las manifestaciones en contra de Ruiz estallaron en junio cuando la policía estatal atacó una manifestación de profesores, que demandaban mejores salarios.
Los inconformes tomaron el centro de la ciudad colonial durante cinco meses, expulsando a la policía, levantando barricadas y quemando autobuses. Al menos nueve personas fallecieron entre junio y noviembre, mientras la policía y grupos armados enfrentaban a los manifestantes, causando la caída de la industria turística en la ciudad.
Más de 4.000 policías federales expulsaron a los manifestantes de la ciudad en octubre y noviembre, deteniendo a cientos de personas, entre ellas varios dirigentes del movimiento. Decenas de ellas permanecen en prisión.
La ciudad ha estado en calma desde diciembre y el mes pasado el Departamento de Estado norteamericano dejó de recomendar a sus ciudadanos el evitar visitarla, optando mejor por pedirles que lo hagan con precaución.