Oaxaca: mercados, playas, ecoturismo
AP
Jueves, 15 de Abril de 2010
Zona Arqueologica de Monte Alban. Foto: PI/Octavio NAVA
|
|
ver galería
|
MAZUNTE, México. En el pequeño balneario de Mazunte no hay cruceros atracados, ni estudiantes borrachos ni grandes complejos hoteleros con todo incluido.
Nada de eso.
En esta localidad del estado sureño de Oaxaca, los residentes se zambullen en el océano. Los pescadores descargan tiburones por la mañana. Los chicos juegan al fútbol en la playa, improvisando los arcos con varas clavadas en la arena. Calles de tierra llevan a la playa. La gente vive a pocas cuadras, en casas con hamacas.
"No quise ir a Cabo San Lucas a beber hasta el cansancio en un complejo con todo incluido", declaró Sarah Evans, canadiense de 41 años, mientras tomaba sol. "Aquí es muy tranquilo. Y no es necesariamente un lugar adonde no viene nadie. Hay bastantes turistas".
Mazunte no es un sitio aislado. Vienen extranjeros desde hace años y muchos se quedan, abriendo pequeños hoteles, restaurantes y bares. Hay un flujo constante de mochileros, parejas y jubilados. Y abundan las atracciones, pero no sólo para turistas. En Oaxaca, el visitante se sumerge en la vida cotidiana de los lugareños.
Oaxaca es uno de los estados más grandes de México y tiene montañas altas, valles áridos, bosques tropicales y playas junto a laderas rocosas.
La ciudad de Oaxaca se caracteriza por su elegancia y su movimiento, con un centro muy activo. Está rodeada por una gran cantidad de pueblos con sus propias atracciones, desde tejidos hasta negocios donde se produce mezcal, una bebida alcohólica tradicional a base de plantas de maguey.
Hay numerosos mercados en la zona, donde cientos de personas venden todo tipo de artículos y comidas, incluidas delicias tradicionales como el chocolate oaxaqueño, el mezcal, los chapulines (saltamontes) fritos y mole.
Hay ruinas de civilizaciones antiguas. Monte Albán, centro de la civilización zapoteca, se yergue en la cima de una colina en el valle, cerca de la ciudad, con imponentes edificios y pirámides. Del otro lado del valle, las ruinas de Mitla contienen lo que queda de la civilización mixteca.
"Oaxaca es un estado muy diverso", comentó Erika Ruiz Ojeda, profesora de la Escuela de Español Interactivo de la ciudad de Oaxaca. "Ningún pueblo se parece. Cada pueblo es especial y único".
En la plaza central de la ciudad de Oaxaca, el Zócalo, residentes y visitantes bebe chocolate caliente o cerveza. Se escucha música andina, mariachis y hay quienes tocan marimba. La gente da paseos, las parejas se besuquean.
Oaxaca es uno de los estados más pobres de México y eso salta a la vista en el Zócalo, donde los visitantes son acosados por vendedores callejeros, incluidos niños, que ofrecen goma de mascar y otras mercancías pequeñas.
Cerca del Zócalo se encuentra el mercado Benito Juárez, donde decenas de comerciantes venden de todo, desde sandalias de cuero hasta helado con sabor a tequila. En realidad, hay mercados en todos los pueblos y constituyen "una experiencia maravillosa para todos los sentidos", según Ruiz. "Son una explosión de colores y aromas".
En marzo, mi novia y yo pasamos una semana en la ciudad de Oaxaca y otra en Mazunte, adonde llegamos tras un viaje de siete horas por caminos de montaña que nos erizaron la piel.
En Oaxaca hay alojamiento y restaurantes para todos los precios. Nosotros pagamos unos 20 dólares por una cena para dos con tragos y postre, y 40 dólares en el restaurante del hotel de la ciudad de Oaxaca y en la cabaña de Mazunte, fuera de temporada.
Nos manejamos mayormente a pie y con taxis (hay que arreglar el precio de entrada). También alquilamos un auto cuatro días por 300 dólares.
Si bien sigue siendo un pueblo de pescadores, Mazunte cambió mucho desde que se prohibió la caza de tortugas y cocodrilos hace unos 20 años. Los cazadores se dedican ahora al ecoturismo. Hay acuarios con tortugas marinas y paseos en barco. Pagamos 30 dólares (los dos, propina incluida) por un paseo ecológico en barco, con una docena de personas. Los mismos pescadores ofrecen esos paseos en playa Rinconcito.
Durante el paseo uno observa tortugas marinas y otros peces, incluidos delfines. Nosotros vimos incluso un tiburón. Al final del paseo uno bucea.