La justicia plasmada por cuatro artistas mexicanos en la SCJN
Gloria Marvic García/PI
Martes, 12 de Diciembre de 2006
Cuatro muralistas plasman La justicia en la SCJN de la Ciudad de Mexico. Foto:PI/Octavio NAVA
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Luis Nishizawa, Leopoldo Flores, Ismael Ramos y Rafael Cauduro plasman su obra en los cuatro puntos cardinales del recinto
México, D.F., 11 de diciembre.- Hacia 1940, José Clemente Orozco, uno de los grandes del muralismo mexicano junto a Siqueiros y Rivera, develó ante la opinión pública su mordaz crítica a la justicia mexicana plasmada, paradójicamente, en los muros interiores de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde aún continúan.
En la denominada "sala de los pasos perdidos", uno de los muros ostenta una peculiar narración: la justicia duerme, ¿o está derrumbada?, mientras unos sujetos enmascarados pisotean decenas de legajos de papeles, expedientes y leyes, mientras en el extremo opuesto un hombre se inclina por el peso de las cuerdas que lo amarran y otro más yace en el suelo.
"La Suprema Corte nos da un ejemplo de respeto y pluralidad, probablemente el discurso de José Clemente Orozco, en su momento, no era de lo más agradable para todos los ministros, pero fue aceptado y plasmado en estos murales, dice regresándonos al presente Walter Boelsterly Urrutia, director del Museo de Arte Popular, quien, sesenta años después, es el encargado de supervisar cuatro nuevos murales dentro el recinto.
Al igual que entonces, ahora cuatro artistas plasmarán su percepción sobre la justicia: Luis Nishizawa, Leopoldo Flores, Ismael Ramos y Rafael Cauduro, quienes se han repartido los cuatro rumbos del Palacio para relatar aquel ideal, el drama, el sueño o el pasado.
Mientras que el primero, y que desgraciadamente no asiste a la presentación por razones de salud, es todo color, luz y recuerdo de la justicia de los arcanos, el tlatoani, los caballeros águila y sacerdotes; Lepoldo Flores nos lleva por una serie de cuerpos sin rostro, suspendidos, en espera.
En cambio, Israel Ramos nos conduce al Altépetl, el lugar santo donde reposan los antepasados y donde nace la patria, con un carácter mestizo y moreno. Y en el otro extremo, Cauduro nos recuerda los principales crímenes que oscurecen al mundo: la tortura, el secuestro, el homicidio… en donde la justicia, es la que debería llegar antes de que todo termine, por siempre.
Expectantes, los invitados al corte de listón como Josefina Vázquez Mota, secretaria de Educación Pública; Sergio Vela, director del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes; y el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto; se dejan llevar por las imágenes y una música suave que atrae a los bailarines que, cual si fueran anfitriones de cada mural, nos deleitan con su plasticidad.
Es una exposición viva, con video, danza, pintura… Una mujer canta al piano, la gente sube y baja las escaleras para admirar mejor las obras, desde diferentes ángulos y los bailarines no dejan de posar como si se hubiesen fugado de la pintura. Por acá y por allá hay un pintor conversando, y ni los discursos legaloides rompen el encanto.
"El ideal que tenemos cuando estos murales estén concluidos: que quienes los vean piensen en que de todos depende el lograr las grandes transformaciones que México necesita para que se dé esa justicia generalizada que nos lleve a acercarnos a todos los que formamos parte de esta rica nación", había dicho el presidente de la SCJN Mariano Azuela Güitrón durante la ceremonia, y parece buena idea, ya que en todos los murales la justicia va de la mano del pueblo.