Fox dilapidó entusiasmo por el cambio y dejó pendientes reformas

Alberto Cabezas/EFE
Jueves, 30 de Noviembre de 2006

Conflictos sociales como Oaxaca, Atenco, las muertas de Juárez, la seguridad pública y el combate al narcotráfico, quedaron pendientes. Foto PI/José ROSALES

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México, 30 de noviembre. El presidente de México, Vicente Fox, dejó pendientes al término de su mandato (2000-2006) las grandes reformas que prometió y necesita la democracia mexicana, y perdió la oportunidad que le ofrecía la etapa de la alternancia política de cambiar el país.

"Vicente Fox agredió a la democracia que le permitió ser presidente", afirmó categórico el historiador del Colegio de México (Colmex) Sergio Aguayo, quien como tantos otros mexicanos perdió pronto el entusiasmo con que comenzó el primer gobierno sin el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 71 años.

En el haber del mandatario, Aguayo destaca la creación de una moderna ley de transparencia y el respeto a la libertad de expresión, ausente en periodos anteriores.

Sin embargo, criticó la falta de avances en protección en derechos humanos, cierta falta de mano firme y la promoción de su esposa, quien insinuó su posible interés como candidata presidencial.

En el balance final, Aguayo dijo que Fox "fue una decepción" en cuanto al avance democrático en el país, y citó como ejemplo que "hizo todo lo posible para que no se castigaran los crímenes del pasado" y "no convirtió en política de Estado el respeto a los derechos humanos".

También denunció "la indiferencia hacia ciertos temas" como la crisis social que vive Oaxaca, sumida en la ingobernabilidad desde hace más de seis meses, y la no persecución de los abusos de la policía en el desalojo de manifestantes en la localidad de San Salvador Atenco, en mayo pasado.

Según Aguayo, Fox "pospuso todo lo que pudo la toma de decisiones difíciles porque desde muy pronto en su gobierno, cuando capituló con los cambios, se obsesionó con las encuestas de opinión y con el obtener la aprobación de la sociedad".

Para el historiador Fox, "se engolosinó con el poder" y "terminó mimetizado con aquellas prácticas que había denunciado" y que puso en práctica el PRI durante su gobierno hegemónico.

Citó como ejemplos de lo anterior dos casos: "la tolerancia ante la búsqueda que hizo su esposa a la candidatura de la Presidencia" y "el papel activo que adoptó para apoyar al candidato de su partido", Felipe Calderón, quien le sucederá a partir del 1 de diciembre con un grave problema de legitimidad.

Aguayo identificó el mandato de Fox con los términos "resignación" y "hartazgo", convencido de que México no escapa al escepticismo que hay en otros países latinoamericanos porque la democracia no funciona como debería.

Con el académico del Colmex coinciden numerosos analistas, activistas y funcionarios internacionales que en los últimos días del mandato de Fox han hecho un balance de su gestión.

El representante del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos en este país, Amerigo Incalcaterra, se refirió a la gestión de Fox como la de un sexenio de "claroscuros".

Recordó que conflictos sociales como Oaxaca, Atenco y el de las mujeres muertas de Ciudad Juárez "pueden explicarse a partir de la falta de consolidación y armonización entre democracia, derechos humanos y desarrollo".

Otro gran asunto pendiente para Fox ha sido la seguridad pública y el combate al narcotráfico, con una escalada en los últimos meses que ha originado más de 1.700 muertes en este último año, según datos extraoficiales.

En este ámbito la directora general del no gubernamental centro de análisis e investigación aplicada Fundar, Helena Hofbauer, explicó la decepción de la gente porque no existe aún "una policía democrática".

"Lo que se confirmó en este sexenio fue la militarización de la seguridad pública y la falta de una transición hacia el concepto de seguridad ciudadana, concluyó la activista.