Explosión de pirotecnia mata a 14 en Puebla
El Discurso
Miercoles, 10 de Mayo de 2017
Catorce personas perecieron –entre ellas 11 menores de edad– y 22 resultaron lesionadas a causa de una explosión ocurrida alrededor de las 18:30 horas del lunes.
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Catorce personas perecieron –entre ellas 11 menores de edad– y 22 resultaron lesionadas a causa de una explosión ocurrida alrededor de las 18:30 horas del lunes en una vivienda donde se almacenaba pirotecnia para una fiesta patronal a celebrarse el 15 de mayo en la comunidad de San Isidro, municipio de Chilchotla, en la Sierra Oriental de Puebla.
Javier Lozano Alarcón, jefe de la oficina del gobernador José Antonio Gali Fayad, fue enviado al sitio del accidente e informó que en la casa de la familia Rosas había 12 gruesas de cohetes (cada una compuesta de 12 docenas), que iban a ser usadas el lunes próximo en la fiesta de San Isidro, patrono de la comunidad. En total estallaron 570 cohetes.
Un grupo de niños y adultos se encontraba en la vivienda cuando alguien que estaba fuera encendió un cohete que cayó sobre el material pirotécnico.
El funcionario señaló que el estallido derribó el inmueble y ahí perecieron nueve personas, la mayoría por la caída del techo y las paredes. Cinco murieron cuando las atendían en los hospitales de Quimixtlán y Guadalupe Victoria.
Los que murieron en la casa fueron identificados como Felipe Serrano Argüello, de 14 años de edad; Leobardo Antonio Tentle Luna (11), Diego Serrano Méndez (ocho), Rodrigo Serrano Méndez (11), Érick Brayan Serrano Luna (cinco), Julio Serrano Tentle (cuatro), Francisco Nazario Tentle Tentle (54), Pablo Luna Blanco (27) y Rosario Serrano Argüello (19).
En el hospital de Guadalupe Victoria fallecieron Rubén Argüello Montiel, de nueve años de edad; Victorino Serrano Ruiz (cinco), Juan Carlos Rodríguez Luna (13) y José Miguel Luna Rosas (15), y en el de Quimixtlan, Ambrosio Serrano Rosas, de 14 años.
Según pobladores de San Isidro –localidad que no tiene más de 40 casas y adonde sólo se puede llegar por una carretera–, la conflagración causó destrozos en un perímetro de aproximadamente 50 metros, aunque algunas piedras del inmueble fueron arrojadas a 250 metros.
Refirieron que 30 personas fueron internadas por lesiones y casi de inmediato se dio de alta a ocho; las demás fueron trasladadas a nosocomios de la capital poblana, donde al cierre de esta edición permanecían bajo observación. Tres de los 22 heridos estaban graves.
La explosión dejó sin energía eléctrica el poblado de poco más de 400 habitantes, quienes se dedican principalmente al campo y desde hace dos meses carecen de agua potable.
La comunidad quedó resguardada por el Ejército y en las labores de auxilio participaron 34 elementos de Sistema de Urgencias Médicas Avanzadas y 20 de hospitales. Además, se usaron 15 ambulancias, dos unidades de intervención rápida y dos unidades de atención incidentes masivos.
El gobernador arribó en helicóptero a las 14:45 horas del martes, estuvo aproximadamente una hora y habló con damnificados y deudos.
Prometió todo el apoyo de su administración para el sepelio de las víctimas, la recuperación de los lesionados y la reconstrucción del inmueble destruido.
Los pobladores le pidieron usar un terreno cercano como panteón. El mandatario aceptó y se iniciaron los trámites para dispensar autopsias y cambiar el uso de suelo del terreno.
El pasado 20 de diciembre una explosión en el mercado de cohetes de San Pablito, municipio de Tultepec, estado de México, dejó 42 muertos y 70 heridos.
En su cuenta de Twitter, el presidente Enrique Peña Nieto escribió: Mis condolencias para los familiares y vecinos de quienes perdieron la vida en el trágico accidente ocurrido en Chilchotla, Puebla. En un segundo mensaje anunció: “El @GobMX respalda a la comunidad y al gobierno estatal a través de @PcSegob.”
Estallido y apagón provocaron pánico
Carmen Rosas, campesina de 67 años, perdió a casi toda su familia en la explosión del pasado lunes en San Isidro. Tres de sus nietos perecieron y siete de sus hijos, nietos y bisnietos están en un hospital, tres de ellos graves.
Como cada año, el mediodía del 8 de mayo los habitantes de San Isidro, una de las comunidades más pequeñas y pobres –de no más de 400 habitantes– y de escasos recursos de Chilchotla, se dispusieron a iniciar el festejo de los mayordomos y encargados de la fiesta del pueblo, programada para el próximo lunes.
Los vecinos contaron que aquella fiesta se prolongó como pocas veces, porque alguien llevó mariachis. Así, una celebración que regularmente dura dos horas llegó hasta pasadas las 18:30 horas del lunes.
Oscurecía cuando Carmen Rosas vio que un hombre al que conoce, pero no quiso identificar, encendió un cohete que se desvió hacia la casa de su hijo, donde se almacenaba la pirotecnia que sería usada en la celebración y provocó la más grande tragedia que haya ocurrido en San Isidro.
Felipa Payuca, vecina, cuenta que el caos y el pánico se exacerbaron porque ya estaban en penumbras y la explosión de los cohetes averió un generador de energía eléctrica. Entre el humo, la gente buscaba desesperadamente a sus familiares.
No se podía llamar a nadie por teléfono, dijo Payuca, cuya vivienda se ubica a unos 250 metros del lugar del siniestro, y en cuyo techo cayó una piedra de la casa de los Rosas.
Los habitantes de la cabecera municipal se dedican principalmente al comercio y al transporte de productos agrícolas, y el resto de la comunidades son campesinas. Nadie trabaja en la fabricación o el almacenamiento de pirotecnia, pero esta no es la primera vez que ocurre un percance con cohetes.
Yolanda León, quien atiende un local de pollos rostizados, recordó que el 28 de noviembre de 2009, en la sección uno, los ocho integrantes de la familia Coyula perecieron cuando descargaban en la calle un cargamento de cohetes que se utilizarían en las fiestas decembrinas. La explosión destruyó una vivienda y dejó un cráter en el pavimento.