"El delito de ser mujer en Ciudad Juárez", estudio de asesinatos en la frontera
Gloria Marvic Garcia/PI
Jueves, 08 de Marzo de 2007
Performance en conmemoracion a las Muertas de Ciudad Juarez. Foto:PI/Antonio NAVA
|
|
ver galería
|
La antropóloga física Rebeca Herrera Bautista presenta análisis del feminicidio a más de diez años de su comienzo.
México D.F. 8 de marzo.- Cuatrocientos asesinatos y más de dos mil mujeres desaparecidas en poco más de 10 años, son el saldo visible de la violencia en Ciudad Juárez en donde la violencia física y sexual padecida, el sufrimiento y dolor de ser secuestradas, humilladas, violadas, golpeadas, atadas, mutiladas, para luego ser asesinadas, arrojadas o enterradas, no ha sido suficientemente investigado, ni se han castigado a los culpables.
Así lo expresó Martha Rebeca Herrera Bautista, investigadora de la Dirección de Antropología Física del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien presentó el análisis de la violencia en la zona fronteriza, en el marco de la presentación de la Revista de Estudios de Antropología Sexual que se presentó en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.
En su artículo titulado "El delito de ser mujer en Ciudad Juárez", representa un seguimiento estricto de los alcances de estos delitos, los cuales dan fe de una "reedición" de la violencia contra las mujeres en un contexto de descomposición social, "donde poderes paralelos inscriben su control sobre la sociedad, la economía y la política", asegura.
Tras su análisis de los rasgos de tortura y abuso sexual que presentan los cadáveres de las asesinadas, la especialista explico con convicción: "uno se derrumba al pensar si esos actos son cometidos en nombre del placer -debido a una patología-, a la desinhibición que genera el alcohol o las drogas o al reparo de las ofensas cometidas contra la virilidad masculina",
Actos cometidos en una sociedad cambiante que rompe su frágil identidad masculina cuando declina su rol de proveedor, a actos racistas o xenofóbicos o a una reedición de la violencia contra las mujeres en tiempos de globalización cuando se trata de disponer de la vida de los otros a placer, añade.
Y, dado que las investigaciones que teóricamente se realizan alrededor del caso han sido totalmente infructuosas, sólo quedan las preguntas que la académica lanza al auditorio como un reclamo: qué empuja a estos hombres a realizar tales actos de barbarie y por qué, además de torturar, expropiar la identidad de las víctimas ante el secuestro, cautiverio y violación, las matan, las mutilan y las tiran, como meros objetos sexuales por demás desechables.
"¿Qué placer puede haber en esos actos que simulan ser irracionales pero que tienen toda la racionalidad de atemorizar, disciplinar, imponer, dominar y controlar a las mujeres en su condición por demás subordinada?", cuestiona.
Situación que pone en entredicho los programas gubernamentales por el reconocimiento y respeto de los derechos humanos de niñas, jóvenes y mujeres, dada su inacción en torno a los asesinatos de Ciudad Juárez.
De acuerdo con los testimonios de las familias afectadas por los asesinatos, se puede suponer que no se trata de un ejecutor solitario ni un par se asesinos seriales, sino de uno de los tentáculos del crimen organizado protegido o protagonizado por "un club selecto de empresarios nacionales y estadounidenses, juniors, políticos, clérigos y autoridades federales, estatales y locales, que han conformando una cofradía del crimen donde se asegura el silencio y la impunidad", señala Herrera Bautista.
Lo que hace visible no sólo "la ineptitud de las autoridades para encontrar a los asesinos" sino también la complicidad de algunos funcionarios en el caso "al grado de utilizar su conocimiento criminalístico y sobre las escenas del crimen para despistar, confundir u ocultar los indicios sobre los asesinatos" y que dan pie al aumento de la violencia y la misoginia, sentenció.