El escritor dio voz a una sociedad acechada
El Discurso
Jueves, 03 de Agosto de 2017
Suficientemente viejo como para ver desaparecer el mundo rústico de su niñez, Sam Shepard fue un nuevo tipo de hombre.
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Suficientemente viejo como para ver desaparecer el mundo rústico de su niñez, Sam Shepard fue un nuevo tipo de hombre que renovó el lenguaje del teatro estadunidense.
En True West, Buried Child y otras obras revolucionarias, los personajes de Shepard hablaban con una dura poesía y una introspección cruda rara vez escuchada de un hombre o una mujer del oeste estadunidense. Al igual que William Faulkner al escribir sobre el sur del país, Shepard dio voz a una sociedad acechada por el rechazo y la derrota y un temor a estar del lado errado de un viejo argumento moral.
Hay algo oculto, profundamente arraigado en el hombre angloamericano que tiene que ver con inferioridad, que tiene que ver con no ser un hombre, y siempre, continuamente tener que representar alguna idea de hombría que es invariablemente violenta, dijo Shepard, fallecido la semana pasada a los 73 años, al New York Times en 1984. “Este sentido de fracaso corre muy profundo –quizás tiene que ver con que la frontera sea sistemáticamente incautada, con la culpa de haber conseguido este país aniquilando una raza nativa de personas, con toda la ética laboral protestante. No puedo identificarlo, pero es fuente de mucha curiosidad para mí”.
El teatro contiene todo
El apuesto y taciturno Shepard fue moldeado por la vida fronteriza que lloró y criticó y por los cambios revolucionarios de la era pos Segunda Guerra Mundial que ayudaron a vencerla. Parecía un heredero de Gary Cooper y otros astros de westerns de Hollywood, pero era un artista para una época rebelde y desafiante. En su obra de un solo acto de 1971 Cowboy Mouth, que escribió con su entonces novia, la músico y poeta Patti Smith, un personaje dice: La gente quiere un ángel callejero. Quiere un santo pero con boca de vaquero, un papel que Shepard representó para muchos.
Siempre sentí que la dramaturgia era el hilo conductor de todo, dijo Shepard en 2011. Si lo piensas, el teatro contiene todo. Puede contener al cine, pero el cine no puede contener al teatro. Música, danza, pintura, actuación. Es todo.