El carnaval de Brasil oculta divisiones raciales
Michael Astor/AP
Viernes, 16 de Febrero de 2007
Los negros suelen quejarse de que los codiciados papeles de las bailarinas protagónicas son asignados a actrices de piel blanca. Foto AP
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Salvador, Brasil, 16 de febrero. Mientras la banda multirracial encaramada en un camión remolque interpreta una frenética melodía de carnaval, la multitud que se agita debajo revela un caleidoscopio de tonos de piel, desde el más oscuro hasta el blanco más pálido.
En ningún otro momento es más aparente la visión de Brasil como una democracia de diversidad racial que durante el carnaval, cuando millones de personas de raza blanca y negra, ricas y pobres, se agolpan una contra otra en una fiesta anual que comienza el viernes en la mayor parte del territorio.
Sin embargo, las celebraciones encubren tensiones subyacentes en una nación con más negros que cualquier país después de Nigeria, y donde la mayoría de los pobres son descendientes de africanos, mientras que la mayor parte de los ricos provienen de antepasados europeos.
Aproximadamente la mitad de los brasileños tienen piel oscura, pero menos del 3% de los graduados universitarios son de raza negra, según un estudio de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
"El carnaval es un momento en que se suspenden las normas que rigen la interacción social", dijo el sociólogo Roberto Da Matta. "Los estadounidenses tienden a tomar esto literalmente: que no existen prejuicios, ninguna regla explícita para los negros. Pero hay todo tipo de distinciones sociales, algunas de ellas muy drásticas".
El alcalde de Río de Janeiro, César Maia, dio comienzo el viernes por la mañana al carnaval mundialmente famoso diciendo que "a partir de este momento, reinará la felicidad en toda la ciudad".
Pero en Río, los negros suelen quejarse de que los codiciados papeles de las bailarinas protagónicas son asignados a actrices de piel blanca, pasando por alto a las mujeres de piel oscura.
Y muchos se quejan de que, aunque la gran mayoría de las bailarinas de los principales grupos del carnaval provienen de los barrios pobres de la ciudad, habitados principalmente por negros, los elevados precios de los boletos en el estadio Sambódromo _donde esos grupos desfilarán la noche del domingo y del lunes_ efectivamente excluyen a los pobres.
En Salvador, el carnaval es un sistema de dos divisiones. Los juerguistas acaudalados pagan hasta 2.000 reales (930 dólares) por el derecho a disfrutar la fiesta dentro de áreas acordonadas, las cuales rodean a los camiones de sonido mientras avanzan lentamente a través de las calles de la ciudad.
Se da empleo a miles de "cordeiros" _los que sostienen las sogas_ para que las jalen desde el amanecer hasta la puesta del sol con el fin de separar a los juerguistas que pagaron por ese privilegio, de los "pipoca" _"palomitas de maíz"_, como se les llama a las masas que no pagan.
"Los 'cordeiros' aíslan a los 'pipoca', predominantemente negros, de los grupos de clase media, donde casi el 100% de los participantes son blancos o de mezclas raciales con piel más clara", dijo Joao José Reis, que enseña historia de la raza negra en la Universidad Federal de Bahía.
"Ocurre lo mismo con los palcos, que cada año ocupan más espacio a lo largo de la ruta del desfile y también están estratificados según la raza y la clase social".
Aunque más del 70% de los habitantes de Salvador son personas de raza negra, las bandas que suelen desfilar durante las horas de mayor audiencia y salen en televisión están formadas en su gran mayoría por blancos.
Valter Oliveira Leite, presidente del concejo municipal del carnaval, niega que el racismo tenga algo que ver en la elaboración de los horarios, que deja a los "Blocos Afros" _grupos de raza negra caracterizados por cientos de tambores que lucen disfraces muy elaborados_ desfilando muy temprano.
"Los Blocos Afros tienen que profesionalizarse más y crear una identidad nacional de forma que puedan vender publicidad y atraer más patrocinadores", señaló Leite.
Indicó que las artistas blancas como Daniela Mercury e Ivete Sangalo tienen más éxitos en la radio, por lo cual las radiodifusoras las favorecen. Los artistas de raza negra más conocidos de Salvador, tales como Carlinhos Brown, Margareth Menezes y Olodum, suelen ser más famosos en el extranjero que en Brasil.
Alberto Pitta, director del grupo Cortejo Afro, dice que es un círculo vicioso: sin el acceso a los eventos en los horarios de mayor audiencia, los grupos no logran pasar el suficiente tiempo frente al público como para atraer anunciantes.
"No es cierto que queramos desfilar a la 1 de la madrugada", dijo Pitta. "A esa hora no podemos atraer patrocinadores".
En el 2000, el racismo en el carnaval de Salvador quedó expuesto después que varias personas interpusieron demandas donde argumentaban que se les había prohibido participar en los grupos de carnaval más exclusivos debido a su raza. El escándalo perdió fuerza después que los blocos accedieron a proporcionar explicaciones que justificaran el rechazo de los solicitantes, y aceptaron permitir apelaciones.
El primer Bloco Afro de Salvador, Ile Aye, fue creado en 1974, en parte por dos hombres a los que se les impidió el acceso a otro grupo del carnaval porque eran negros.
"Actualmente se tiene a personas de raza negra circulando en áreas en las que hace sólo unos años no podrían haber accedido", dijo Pitta. "Esto tiene que ver con el ascenso de los Blocos Afros, que promocionaron la conciencia de la raza negra y una mayor autoestima".
Con frecuencia, el orgullo de ser negro no ha estado muy presente en Brasil, que en 1888 fue el último país del hemisferio occidental en abolir la esclavitud.
A diferencia de Estados Unidos, donde años de segregación proporcionaron un fuerte sentido de quién era negro y quién no, las cosas en Brasil nunca han sido tan sencillas.
Los colonizadores portugueses se mezclaron libremente con los indígenas y los esclavos, y desde hace mucho tiempo sus descendientes han valorado más su herencia europea que sus raíces africanas.
Aunque alrededor de la mitad de los 180 millones de habitantes de Brasil tienen antepasados africanos, sólo el 6,2% se consideran a sí mismos como negros, de acuerdo con el último censo.
Y algunos se quejan de que los blancos también son víctimas del racismo en el carnaval.
Vera Lacerda dijo que comenzó en uno de los grupos más populares del carnaval de Salvador, Ara Ketu, después que Bloco Afro la excluyó por no ser lo suficientemente negra.
"No creo que se pueda combatir el racismo con más racismo", denunció.