La audacia de Montoya ya se hace sentir en NASCAR
Jenna Fryer/AP
Lunes, 05 de Marzo de 2007
También dejó en segundo plano el fenomenal despliegue con el que desplazó a una pila de rivales para situarse al frente. Foto PI/Octavio NAVA
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Charlote, Carolina del Norte, EEUU (AP) _ Juan Pablo Montoya es un piloto agresivo y audaz. Siempre lo fue y siempre lo será.
Si eso no estaba claro antes de irrumpir en la NASCAR al final de la pasada temporada, pues ahora no caben dudas.
Montoya hizo valer su reputación en Ciudad de México el domingo al adelantar a su compañero Scott Pruett, quien se salió de la pista en trompo. El colombiano logró así tomarse la punta de la carrera cuando faltaban ocho vueltas y se enfiló a su primera victoria en la NASCAR.
Su maniobra a costa de Pruett en una curva del Autódromo Hermanos Rodríguez le aseguró la victoria en la serie Busch, pero manchó una triunfo que hubiese conseguido aún sin esa osada movida.
Pruett no tuvo palabras elogiosas para su compañero: "Eso fue un estilo de conducir muy bajo, asqueroso y sucio". De estar liderando, Pruett se vio relegado al 18vo a causa del trompo y necesitó de una gran remontada para entrar quinto.
¿Fue Montoya demasiado agresivo o impaciente para recuperar el primer lugar tras un percance en una parada en los pits para reabastecerse de combustible y que le hizo bajar de la punta al 19no lugar?
Quizás. Pero es lo que se esperaba en Montoya. Esa fue la razón por la que Chip Ganassi lo contrató. El colombiano ha labrado una reputación de ser agresivo, sin importarle las consecuencias.
Antes de su segunda carrera en su año de novato en la CART, a Montoya no le agradó que el campeón Michael Andretti acaparase todo la pista durante las prácticas, así que lo embistió contra el muro y los bólidos de ambos quedaron destrozados. Se dice que un furioso Andretti fue a reclamarle y que Montoya simplemente esbozó una sonrisa.
Montoya se llevó a la Fórmula Uno esa misma actitud.
Su osadía fue lo que provocó una de las maniobras más recordadas en la historia de la F1, cuando Montoya adelantó al legendario Michael Schumacher en Spa en el 2004. Pero la misma le costó caro varias casos, inclyendo la ocasión que desencadenó un choque de ocho monoplazas en Indianápolis.
No es justo calificar lo ocurrido con Pruett como una demostración del "Montoya de siempre".
Su carro estaba en mejores condiciones, al igual que sus neumáticos. Además, con su escalada de posiciones hizo vibrar a los aficionados en México.
¿Pero, debió haber aguardado un poquito más para adelantar? Quizás, considerando que con ocho vueltas por cubrir aún había tiempo de sobra.
En la NASCAR la tradición es que los compañeros de equipos se deben tratar con respeto. Antes del episodio, Ganassi dijo a la televisión que "la única orden que el equipo ha dado es 'no se choquen"'.
Pero Montoya tendrá que aprender que en su nuevo entramado se requiere más armonía y que ya no está en la F1, donde la victoria se busca a toda costa y los compañeros de equipo son rivales a muerte.
Hay que reconocerle que se presentó en la NASCAR con la intención de ser un piloto más paciente. Hace escasos cuatro meses, Montoya fue elogiado por contenerse durante una serie de carreras de la Busch. Cuando Ganassi trató de regañarle por ser demasiado displicente, Montoya fue la voz de la serenidad.
"¿Cuál es el apuro?", le preguntó a su jefe. "Esto es un proceso largo. Tenemos tiempo de sobra".