Siempre estoy como pez en el agua en los timbales: Gabriela Jiménez
JOSÉ ANTONIO SANDOVAL
Jueves, 03 de Septiembre de 2015
Gabriela Jiménez durante la interpretación de "Voltaje" con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México en septiembre pasado.
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> Se presenta “Voltaje”, concierto para timbales y orquesta, de Gabriela Ortiz en el Palacio de Bellas Artes con Gabriela Jiménez como solista
> “Este es un instrumento (los timbales) francamente fantástico porque de por sí, un parche, un tambor que se percute es como una especie de latido de corazón, es como generador de vida”, dice en entrevista Gabriela Jiménez
Hace un año, Gabriela Jiménez lucía una sonrisa enorme en el escenario de la sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli (CCOY).
Había terminado una interpretación frenética, llena de energía, de alto voltaje.
Había ejecutado “Voltaje” para timbales y orquesta, con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México.
Un concierto dedicado a ella por la mexicana Gabriela Ortiz.
La Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, en una nota de Cristian Núñez, publicó entonces:
“En tres movimientos (Quantum mechanics, Campo magnético, Dual forces), Gabriela Jiménez lideró a los músicos de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, quienes emitían sonidos violentos desde los metales, las armonías se paseaban desde las cuerdas de los violines hasta las de los contrabajos.
“Las percusiones, el piano, el arpa y los alientos se agregaron y alcanzaron una mezcla para terminar en todo lo alto el primer movimiento y dar paso al melodioso Campo magnético.
“Dual Forces fue un suspiro, ‘un viaje en montaña rusa’ o ‘un lanzamiento en paracaídas’. Adrenalina pura”.
Ahora “Voltaje” inundará la sala principal del Palacio de Bellas Artes.
Gabriela Jiménez, quien estará bajo la dirección de Carlos Miguel Prieto y acompañada de la Orquesta Sinfónica Nacional, está lista y emocionada por interpretar por cuarta vez el único concierto mexicano para timbales.
Ante la cita en el palacio blanco, la capitalina Gabriela Jiménez nos adelanta en entrevista cómo se colocará la orquesta, los instrumentos que harán vibrar a los asistentes y nos revela su sentimiento por los timbales, que le han dado hasta un “club de fans”.
Será un concierto lleno de sonidos espectaculares, con una artista que no sabe quedarse quieta y un director con mucha energía.
El programa de la Orquesta Sinfónica Nacional para el viernes 4 y domingo 6 de septiembre se complementa con “Suite de Caballos de Vapor”, de Carlos Chávez, y “La noche de los Mayas”, de Silvestre Revueltas.
> Como subir a la montaña rusa
- ¿Qué veremos el viernes en Bellas Artes?
Para empezar, un concierto para timbales y orquesta que no es muy común. Sí existen conciertos, pero muy pocos.
Es más, es el único concierto para timbales y orquesta compuesto por un mexicano. Lo compuso Gaby Ortiz, que es muy conocedora no sólo de las percusiones –porque tiene muchas obras y las sabe explorar y explotar muy bien-, sino también la orquesta, maneja muy bien el lenguaje orquestal.
“Voltaje” es un concierto muy bien logrado y estoy muy contenta por poderlo tocar. La primera vez fue en 2013.
Lo que van a ver son los timbales enfrente. Normalmente se colocan atrás de la orquesta. Esta vez están enfrente y el solista que soy yo estaré a un lado del director, que en este concierto para timbales sí se agregaron unos instrumentos de metal que son unos cencerros afinados que se tocan en el segundo movimiento, y también en el segundo movimiento un cuerno de metal, uno de Nepal y tres de Japón, y uno de la India.
Se escuchan sonidos muy agradables en ese segundo movimiento.
El primero y el tercero son muy energéticos, muy explosivos y absolutamente exquisitos y con eso cerramos los tres movimientos.
- ¿Cómo surge “Voltaje”?
Por esa preocupación de que antes no había ninguna composición específica para timbales y solista con acompañamiento de orquesta escrita por algún músico mexicano.
Sí hay un concierto brasileño, de Ney Rosauro; de Estados Unidos de Philip Glass. Hay varios conciertos -(Mario) Sarmiento incluso, que es guatemalteco-, pero mexicano no; entonces, cuando se va acercando el 35 aniversario de la Orquesta Sinfónica de Minería, lo que hacemos es platicar Gaby Ortiz y yo y nos preguntamos porqué no lo proponemos para que lo comisione la Orquesta Sinfónica de Minería y se toque en los 35 años de la orquesta, con el solista que es parte de la orquesta -que en este caso soy yo- y con una composición de Gabriela Ortiz, a quien también ya se había comisionado obras para orquesta con mucho éxito.
Surge justamente así, como una composición, como un proyecto de suma de esfuerzos.
- Y además se la dedican…
Como yo estrené el concierto, también hace la dedicatoria a Gabriela Jiménez, a mi persona.
Y fue algo muy interesante, porque una vez que dijeron que sí daban luz verde para que ese proyecto se hiciera por parte de la OSM, empezamos a trabajar juntas y después se hizo el armado de su fantástica obra que quedó muy bien.
- ¿Es la tercera vez que se ejecuta?
Sería la cuarta porque la del 2013, que fue en verano de 2013 cuando fue el estreno; la segunda en septiembre de 2014 con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, y la tercera en marzo de 2015, hace relativamente poco, con la Orquesta Sinfónica de Xalapa y Lanfranco Marcelletti como Director.
- ¿Qué diferencias ha percibido en estas tres primeras ejecuciones?
Siempre estrenar una obra es un trabajo titánico porque tú no tienes ninguna referencia; grabaciones, por supuesto, no existen, porque justamente ese es el detalle, es un estreno mundial.
Entonces estás en el punto de la construcción y la creación al mil 500 por ciento y siempre es algo que preocupa bastante, tanto a la compositora como a los intérpretes, a los músicos y bueno, se logró muy bien, tuvo muy buena recepción.
En la creación hay un nivel muy alto y siempre, como lo hemos visto en la historia del arte, siempre son composiciones completamente originales, en la música es así, se escucha una primera vez y la siguiente es diferente.
No sólo porque se interprete diferente porque la persona que la presenta ya tiene una historia diferente, han cambiado sus experiencias; se han puesto más ricas y eso ayuda a que la interpretación sea más rica cada vez que se toca, además de que se conoce mejor la obra y aparte se van haciendo ajustes en la obra misma.
Por ejemplo, las cadencias son ligeramente diferentes con respecto a la primera versión y la que estamos tocando ahorita, que son mucho más largas, ahorita hay un “ad libitum” que significa improvisación, y eso no pasaba en el estreno mundial.
Siempre es muy emocionante estrenar una obra, se siente como subir a la montaña rusa y darte cuenta cuando estás arriba que no traes el cinturón puesto. Es muy emocionante.
> Un tambor que se percute es como un latido de corazón
- ¿Cómo ha recibido el público a la obra?
Muy bien. La primera vez en la sala Nezahualcóyotl fue un lleno total, no había una sola silla vacía. En parte porque Gabriela Ortiz es muy conocida en el mundo de la composición en México, es pionera y bueno, tiene de todo: tiene óperas, tiene de todo, tiene muchos años en esto y su sello es muy particular, muy llamativo.
Y bueno, también tengo mi club de fans (risas), y se llenó completamente. No es muy fácil escuchar un concierto para timbales, yo misma había tocado antes un concierto para timbales y orquesta de Philip Glass, que es raro que se toque, pero ya van dos veces que se presenta aquí en México y es una obra bastante padre. Cada obra tiene lo suyo.
- ¿Y los directores cómo la han recibido?
Muy bien. Eso es algo muy interesante, porque cada uno le imprime su propio sello y los tres (José Areán, Lanfranco Mercelletti y Carlos Miguel Prieto) tienen sus propias cualidades.
La verdad es que a los tres les ha encantado la obra y cada uno maneja a su propia forma la orquesta, eso es natural, es normal. Y bueno, el maestro Carlos Miguel tiene muchísima energía, a veces me pregunto si toma muchas vitaminas o si come un alimento especial porque tiene mucha energía.
- Bueno, usted también, no se queda quieta…
Uno entrega todo en las ejecuciones y siempre hay algo que podemos mejorar, eso siempre existe, eso es algo que se nos da, es de seres humanos y es natural siempre ir evolucionando y el asunto es que disfrutamos mucho la música, es algo que le gusta mucho a la compositora, a Gaby Ortiz, y a una servidora, siempre estoy como pez en el agua en los timbales.
Este es un instrumento francamente fantástico porque de por sí, un parche, un tambor que se percute es como una especie de latido de corazón, es como generador de vida.
Parece una cosa de nada, pero ahí va envuelto absolutamente todo: la respiración, la existencia, la vida misma, en cada uno de los latidos o golpes que se puedan dar en los timbales, en particular tienen afinación, pues pueden sonar tanto armónica como melódicamente y, obviamente, rítmicamente, es muy interesante.
Cada una de las interpretaciones, en mi experiencia, han tenido sellos especiales; por ejemplo en Xalapa, tocar en la sala Tlaqná, es una sala impresionante, tiene unas dimensiones impresionantes; es una sala muy bonita con su acústica muy particular y es muy impresionante tocar ahí.
También la Orquesta es de un altísimo nivel. En Minería también y con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México también, y ahorita con la Orquesta Sinfónica Nacional, con la que me identifico mucho.
- Ya había participado con la Orquesta Sinfónica Nacional antes?
Sí, de hecho, fui parte de a OSN por seis meses y la viví desde adentro. Y eso es muy significativo para un músico orquestal porque es como una familia la orquesta, te haces como miembro ya de la familia. Así lo siento yo. Es un cariño muy especial, cuando creas arte se establecen lazos muy fuertes.
Y también como solista ya había actuados dos ocasiones: una con un grupo de percusiones y otro para grupo mixto, pero fue muy interesante, fue música contemporánea; pero esta vez sí voy yo solita.
- ¿Está nerviosa?
Pues es normal, digo, no soy de acero ni de piedra. Es parte de la emoción el nervio, el cuerpo funciona así físicamente.
- Después de este concierto, ¿tiene el deseos de estar en otra orquesta donde pueda seguir realizándose?
Esto de ser solista no es fácil, yo llevo ya una trayectoria como solista. Por ejemplo, en Estados Unidos toqué un concierto para marimba y orquesta y ya también tenía una invitación para tocar “Voltaje” en Rumania, pero hubo ahí una cosa rara, todos estamos familiarizados con los recortes presupuestales y se tuvo que cancelar por falta de presupuesto.
Pero este trabajo sigue, por ejemplo Carlos Miguel y yo lo vamos a hacer con la Orquesta de San Diego en noviembre.
Por supuesto que no es lo único que toco. De los conciertos que tiene Gaby Ortiz de percusión y solista toco los tres, por ejemplo “Candela”, que es un concierto para percusiones excelentísimo, muy bonita obra también, en este caso es marimba el primer movimiento; el segundo movimiento lleva vibráfono y otros instrumentos muy interesantes, y en el tercer movimiento es muy intenso, lleva muchos tambores.
También “Zócalo tropical” para flauta, percusión y orquesta, que también está muy bonito, también lleva marimba, lleva teponaxtles, cornos, etcétera.
Y tengo también otros conciertos, muchos de ellos para marimba, para timbales y percusión.
- ¿Porqué eligió los timbales para su carrera?
Te voy a contar la historia. En casa la idea de estudiar música es parte de la situación, todo mundo tocaba ya fuera piano, guitarra, y en algún momento una de mis hermanas entró al Conservatorio Nacional de Música.
Yo estaba tocando flauta en la secundaria, una flauta de toque militar, música para banda, marchas y por supuesto los himnos, el Himno Nacional, el Himno al Deporte, porque salíamos bastante para apoyar los eventos deportivos.
Muy interesante porque casi todos conocen el deporte más no el himno.
Y cuando ingreso al Conservatorio –también por influencia de mi hermana- ingreso a piano. Pero estando en el primer año de piano veo un concierto de percusiones y dije “¡guau, qué maravilla!” de sonoridad, de volumen, de tesituras y además de manejar espacios muy amplios. Eran salas que estaban llenas de percusiones en el Conservatorio y aparte todos los sonidos que se pueden crear ahí con placas es algo muy enriquecedor por sí mismo.
Aparte de las percusiones se pueden tocar instrumentos de aliento, se pueden tocar caracoles como en “La noche de los mayas” que también se va a tocar en Bellas Artes o “Caballos de vapor” de Carlos Chávez.
Ahí partió mi interés por las percusiones en el Conservatorio. Además de piano toqué las percusiones y así hasta la fecha.
Yo iba más bien a la carrera de marimbista. En las percusiones se da mucho el ser especialista en algo, me encanta la marimba, me fascina, es un instrumento muy particular, además de que nacionalmente hablando es un ícono la marimba.
Inclusive en Chiapas me conocían hace tiempo solamente como marimbista y un día me ven tocando en la televisión los timbales y me preguntan “¿a poco eres timbalista?”, fue muy chistoso. Y bueno, en la carrera de percusiones se estudia todo, se estudia la batería, percusión, todos los teclados y las campanitas, el xilófono, las campanas tubulares. Todo lo tienes que dominar en la carrera de percusiones.
Ahora, cuando se abre la Orquesta Filarmónica del Bajío yo ya había tocado timbales en varios lugares. Pero en ese momento voy a la audición de esta nueva orquesta y resulta ser que gano la plaza principal, que resulta ser de timbalista, que es el jefe de sección y desde ahí no he prado de ser timbalista y tampoco he dejado de seguir mi carrera de solista.
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