Libro de Escorza desmitifica al Archivo de Agustin V. Casasola
El Discurso
Martes, 23 de Junio de 2015
Primera exposición de los fotógrafos de prensa en México, diciembre de 1911. INAH-Sinafo-FN.México. Foto INAH
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Para aportar a la deconstrucción del trabajo y los aportes de este personaje, el historiador Daniel Escorza retrocedió a los preámbulos de su vida profesional
Agustín Víctor Casasola. El fotógrafo y su agencia es un análisis riguroso que tiende los hilos para comprender los inicios del fotoperiodismo en nuestro país
“El fotógrafo de la Revolución”. Con este epíteto, Agustín Víctor Casasola (1874-1938) pasó a formar parte de la historia de la fotografía en México, incluso es el referente cuando se habla de fotografía de la Revolución como un género. Además, su rico acervo saca a la luz otras facetas, desde sus inicios como reporter hasta sus esfuerzos por consolidar un negocio familiar, el cual sobrevive hasta nuestros días.
Daniel Escorza Rodríguez, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha destinado buena parte de sus indagaciones a desmitificar la figura de Agustín V. Casasola. Para aportar a la deconstrucción del trabajo y los innegables aportes de este personaje, el historiador retrocedió a los preámbulos de su vida profesional, que ahora se cuentan en un libro.
Agustín Víctor Casasola. El fotógrafo y su agencia es el tercer título de la colección Alquimia, editada por el INAH. Se trata de un análisis riguroso que, a través de la descripción de un fotógrafo de prensa, historiador visual y empresario, tiende los hilos para comprender los inicios del fotoperiodismo en nuestro país. Casasola y sus contemporáneos fueron quienes abrieron paso a un nuevo discurso visual en los medios.
Haciendo un balance sobre este fotógrafo, a poco más de un siglo de distancia, Daniel Escorza comentó que Agustín V. Casasola pasó de ser “el fotógrafo de la Revolución” a uno de las decenas de fotógrafos de la prensa que registraron su momento histórico, con la particularidad de que él hizo acopio de miles de imágenes y que con una visión empresarial comenzó a divulgar su material acumulado.
Desde su privilegiado lugar de trabajo: la Fototeca Nacional del INAH, en Pachuca de Soto, Hidalgo (la cual se fundó con la entrega del Fondo Casasola), Escorza habló de las razones que lo llevaron a buscar más sobre este personaje que, desde finales de los años 80, empezó a ser desmitificado por otros investigadores, como Flora Lara Klahr e Ignacio Gutiérrez Ruvalcaba.
“Desde hacía algunos años me interesé en esta faceta primera de Agustín Víctor, preguntándome por aquellas imágenes fuera de la tesitura de la fotografía revolucionaria, donde aparecen el ferrocarril, los soldados federales, las ‘adelitas’, en fin”.
En 1901, con las primeras fotos capturadas, Casasola acompañaba sus entregas para el Semanario Ilustrado de El Tiempo. Es probable que Agustín V. Casasola aprendiera los gajes del oficio en el taller de este diario, quizá de la mano del fotograbador Miguel Ibarra y del reputado fotógrafo Felipe Torres, explicó Daniel Escorza.
En las páginas del libro se suceden las tomas de carácter “popular” y “oficial” (pues realizaba coberturas de actos y ceremonias ligadas al poder porfirista) que marcaron los pinitos del reporter Casasola y los retratos —tanto de caudillos y protagonistas de la gesta revolucionaria, como de gente común— que armaba en su estudio.
Con base en lo referido por la propia familia Casasola, se supone que en marzo de 1912 Agustín Víctor fundó el negocio en asociación con su primo Gonzalo Herrerías. Para sorpresa de Daniel Escorza, al percatarse de la falta de créditos a la Agencia Casasola en periódicos y revistas de la época, se concluyó que esa empresa no funcionaba exclusivamente como tal, o al menos en su sentido actual, que abarca la producción de imágenes, su distribución y venta a otros medios.
“Era una especie de agencia-estudio, aunque fungía más como esto último. Ahí se vendían fotografías, marcos y tarjetas postales. Hacia 1915, en medio de la refriega revolucionaria, se le quitó el nombre de agencia y sólo quedó: Casasola Fotos (en su domicilio de Ayuntamiento 4), a causa del desabasto de suministros para la fotografía y también porque Agustín Víctor llevaba en buena medida el prestigio del negocio cubriendo eventos significativos, como lo fue, en 1917, el Congreso Constituyente en Querétaro”.
Daniel Escorza hizo hincapié en que no se puede precisar si la Agencia Casasola fue la primera que adquirió el carácter de “moderna” o de “primera agencia periodística” del país; empero, se sabe que durante los comienzos del siglo XX también se fundaron otras empresas del medio en México, como la Compañía Periodística Nacional, de Ezequiel Álvarez Tostado, y la de Heliodoro J. Gutiérrez.
Agustín Víctor Casasola. El fotógrafo y su agencia cerró su periplo en 1921, cuando el visionario logró uno de sus sueños postergados: la publicación del Álbum histórico gráfico, una idea que pudo rondarle desde 1917, cuando las sesiones del Congreso Constituyente anunciaban de algún modo el fin de la guerra y, por ende, la pertinencia de un recuento visual de los hechos, “ajeno a todo partidarismo y desnudo de toda pasión política”, considera Daniel Escorza.
“Esta obra (de la que se editaron, entre 1921 y 1928, cinco de 15 cuadernos proyectados, abarcando desde el Porfiriato al gobierno de Madero) sintetiza su idea de la fotografía y del fotoperiodismo. Se debe insistir en el término ‘recopilación’, pues Casasola evitó borrar los créditos de algunas fotografías. No se puede decir que este primer Casasola haya sido un ‘pirata de la imagen’ o sólo un recopilador’”, insiste Daniel Escorza.
De acuerdo con el investigador de la Fototeca Nacional, no es factible referirse de forma indiscriminada al Archivo Casasola o a la “Agencia Casasola” como una entidad monolítica que hizo acopio de las imágenes del tema revolucionario desde 1910 hasta 1970, lo cual suma casi medio millón de piezas.
En ese sentido, “el primero de ellos es el que nos ocupa: el denominado: ‘Primer Casasola’, imágenes relativas al periodo de 1901 hasta aproximadamente 1921, que son aquellas que Agustín Víctor atesoró con la ayuda de su hermano Miguel. Cabe considerar la existencia de varios acervos Casasola, en plural”, concluyó.