El óleo Guernica cumple 80 años; profundizan en cómo se gestó
El Discurso
Martes, 04 de Abril de 2017
Para crearlo el artista malagueño se inspiró en el primer bombardeo a una población civil indefensa por un ejército, precisamente contra Gernika.
|
|
ver galería
|
El rostro roto de dolor de una mujer doliente, con las lágrimas cayendo y la mirada perdida ante un sufrimiento severo, rotundo. O el caballo atravesado por una lanza, con la boca abierta y los ojos desorbitados, perplejos. O la figura de un hombre fragmentado, recostado en una orilla del cuadro y con los brazos extendidos en forma de cruz, implorando clemencia o simplemente resignado ante la barbarie de la guerra son algunas de las figuras y símbolos que articulan parte de uno de los cuadros más importantes en la historia del arte y el ícono del siglo XX: Guernica, de Pablo Picasso, que cumple su 80 aniversario.
Para crearlo el artista malagueño se inspiró en el primer bombardeo a una población civil indefensa por un ejército, precisamente contra Gernika, localidad vasca, el 26 de abril de 1937, en plena Guerra Civil española (1936-1939).
Crudeza de una denuncia
Con motivo de la efeméride, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía abrirá al público este miércoles una de las exposiciones más importantes de los años recientes: Piedad y terror en Picasso: el camino a Guernica, en la que todo gira en torno a esa obra de arte que cimbró por la crudeza y gravedad de la denuncia a un mundo avasallado por el auge del fascismo y que preconizó, a su pesar, el desastre humano que vendría después con el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Para entender el antes y el después de la obra Guernica, en términos de evolución estética de los creadores de la época y del propio Picasso, así como del contexto político y social de la Guerra Civil española y de la Europa de la primera mitad del siglo XX, se exhiben unas 180 piezas procedentes de 30 colecciones públicas y privadas.
La finalidad consiste en explicar con mayor profundidad y perspectiva las razones por las cuales Picasso decidió presentar en la Exposición Universal de París, de 1937, un mural en tonos grises, con figuras dolientes, con un pequeño atisbo de esperanza en medio de la devastación, la crueldad y el silencio del duelo.
Ahora en la muestra Piedad y terror en Picasso: el camino a Guernica hay piezas que explican la evolución del artista en los años previos al comienzo de la Guerra Civil española, así como su inicial optimismo y entusiasmo por el cubismo como su distanciamiento filosófico y estético del surrealismo, corriente que sí enarbolaron artistas de su generación y su país, como Salvador Dalí, Luis Buñuel y Joan Miró. Y que también fueron testigos, y algunos de ellos, víctimas de la guerra y la irrupción del fascismo en Europa.
Picasso debía crear la obra que iba a representar a España, en plena guerra, en la Exposición Universal de París de 1937. El encargo había sido hecho por el profundamente debilitado gobierno de la República.
Desde la fecha de la encomienda hasta que finalmente se puso a pintar pasaron varias semanas de dudas y cierto bloqueo artístico en Picasso. Incluso redujo notablemente su prolífica producción y entró en una fase meditativa, motivada en gran parte por la idea de crear una obra que expresara mediante la pintura la violencia en la sociedad moderna.
Cuando finalmente tomó el pincel y el lienzo y se puso a crear el 18 de abril de aquel fatídico 1937, ocho días después interrumpió su trabajo, devastado y conmovido por el bombardeo contra la inerme Gernika.
Ese día, a las 15:45 horas la pequeña localidad vasca de Gernika vivía una jornada de mercado y con el pueblo lleno de comerciantes y vecinos que intercambiaban enseres en plena depresión económica por el conflicto bélico en España.
De repente se escuchó cómo se acercaban los aviones de la Legión Cóndor alemana y de la aviación italiana, desde los que minutos después salieron disparadas las bombas que destruyeron el pueblo y mataron a 126 personas, según el último estudio sobre la masacre. Gernika en ruinas y la población del País Vasco y del resto de España (y del mundo) se horrorizaron ante un hecho que marcó un antes y un después en los conflictos bélicos: Gernika se convirtió ese día en el primer pueblo que sufrió un bombardeo indiscriminado contra una población civil indefensa.
Ese hecho inspiró a Picasso, quien se puso a trabajar sin descanso durante 33 días hasta que finalizó un mural que pasó a la historia como un símbolo del horror del siglo XX y que desde hace 25 años se expone en el museo de arte contemporáneo madrileño.
Entre las piezas incluidas en la muestra Piedad y terror en Picasso: el camino a Guernica figuran Las tres bailarinas, de la Tate de Londres; la escultura Mujer en el jardín, del Museo Picasso de París; Desnudo de pie junto al mar, Mandolina y guitarra y Monumento: cabeza de mujer, traídas del MoMA de Nueva York.
La curadora de la exposición, Anne M. Wagner, expone: ¿Cómo puede hacerse que el cuerpo maternal, ya sea embarazo, con la promesa de vida o como fuente continuada de sustento para el niño, lleva las marcas de la muerte?, ¿cómo podía encontrar el pintor la forma de reflejar esas amenazas mortales?, ¿cómo empezar a imaginarlas? En el bombardeo contra Gernika, ese fue el problema que Picasso hizo suyo.
La muestra en la capital española concluirá el 4 de septiembre y después el museo madrileño organizará una versión reducida, con una selección de dibujos preparatorios de Guernica y de pinturas relacionadas con la obra, así como facsímiles y material documental que se podrá ver en México, Colombia y Estados Unidos.
El mural original no se moverá de Madrid, entre otras razones, por recomendación de los conservadores del museo para mantener la pieza en buen estado.