Descubren una fascinante y prolifica vida intraterrestre
El Discurso
Jueves, 13 de Diciembre de 2018
Dichos organismos habitan varios kilómetros debajo de la superficie, en la corteza terrestre y aparentemente han evolucionado con total independencia de la vida superficial.
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Cerca de 70 por ciento de los microbios de la Tierra vive en las profundidades; en rocas que fueron consideradas estériles, pero donde abundan bacterias y organismos unicelulares, según varios científicos que, por primera vez, han estimado la magnitud de esta vida intraterrestre.
En la cumbre estadunidense de geofísica, en Washington, cientos de investigadores internacionales del programa Deep Carbon Observatory publicaron ayer la suma de sus trabajos, según los cuales la vida profunda representa una masa de entre 15 mil y 23 mil millones de toneladas de carbono.
Esto nunca había sido cuantificado, ya que antes la comunidad científica no disponía de observaciones puntuales.
Los participantes de esta colaboración internacional, que se efectuó durante 10 años, hicieron cientos de perforaciones en continentes y océanos. Un barco japonés perforó 2.5 de kilómetros bajo la placa oceánica, capturando microbios que nunca habían sido observados y estaban en una capa de sedimentos de 20 millones de años.
Viven por todas partes en los sedimentos, dijo Fumio Inagaki, de la Agencia japonesa para Ciencias Marinas y de la Tierra. Están ahí y esperan... todavía no entendemos sus mecanismos para sobrevivir a largo plazo, apuntó.
Dichos organismos habitan varios kilómetros debajo de la superficie, en la corteza terrestre y aparentemente han evolucionado con total independencia de la vida superficial.
Son nuevas ramas del árbol de la vida que existen en la Tierra desde hace miles de millones de años, sin que nunca las hayamos tenido en cuenta, dijo Karen Lloyd, de la Universidad de Tenesi.
Se trata principalmente de bacterias y microorganismos unicelulares; algunos son zombies, pues utilizan toda su energía para sobrevivir, sin ninguna actividad, en áreas aisladas de la superficie desde tiempos inmemoriales, hace decenas de millones de años o más.
Sometidos a una presión extraordinaria y privados de nutrientes, algunos no se reproducen y carecen de actividad metabólica para recuperarse.
Quimiosíntesis, en lugar de energía solar
Otras bacterias, por el contrario, tienen una cierta actividad y fascinan a los biólogos porque funcionan en un sistema que no tiene nada que ver con la superficie terrestre, donde toda la cadena alimenticia depende de la fotosíntesis, que hace crecer a las plantas y permite nutrirse a un conjunto de organismos.
Su fuente de energía no es el sol y la fotosíntesis, señaló Bénédicte Menez, responsable del equipo de geomicrobiología del Instituto de Física del Globo de París. Aquí lo que hace funcionar a las comunidades es la quimiosíntesis, es decir, obtienen su energía de las rocas cuando éstas se alteran.
El récord de las observaciones lo ostenta un organismo unicelular bautizado Geogemma barossii, que ha sido hallado en fuentes hidrotermales en el fondo de los océanos: vive, crece y se reproduce a 121 grados centígrados.
La vida profunda sigue siendo un misterio científico formidable. ¿Cómo se propagan los microbios bajo tierra? ¿Descienden de la superficie o se generan en el interior de ella? ¿Hasta que profundidad hay vida? ¿Cuáles son sus fuentes de energía principales? ¿Metano, hidrógeno, radiaciones naturales...?
Todavía no se sabe cómo afecta la vida subterránea a la superficial y viceversa, dice Rick Colwell, de la Universidad del Estado de Oregon.
Los humanos acumulan proyectos de explotación del subsuelo profundo para almacenar, por ejemplo,dióxido de carbono o para enterrar proyectos nucleares, pero hasta ahora esos planes consideraban que las profundidades eran globalmente estériles, dijo Bénédicte Menez. Sin duda las interacciones han sido subestimadas.
Ahora hay una verdadera toma de conciencia de este impacto de la vida en las profundidades de la Tierra, añade.
El descubrimiento cambia también nuestra percepción sobre otros planetas; por ejemplo, Marte, donde sabemos desde hace años que hay agua líquida pero seguimos buscando indicios de vida.
Saber que a niveles de presión y de temperatura extremos viven algunos microbios puede ayudarnos a buscar mejor en otros planetas, explica Rick Colwell, quien enseña astrobiología en Oregon.