Del grifo a la mesa; instalan tubería subterránea de cerveza, en Brujas
El Discurso
Miercoles, 10 de Agosto de 2016
Dueño de la tradicional fábrica cervecera De Halve Maan, construyó una tubería de tres kilómetros que transcurre bajo las calles de la ciudad.
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Seguro que todo amante de la cerveza lo ha soñado alguna vez: abrir el grifo y que salga la refrescante bebida en lugar de agua. Directamente de la tubería.
En la pequeña ciudad belga de Brujas, Xavier Vanneste ha dejado de soñarlo para hacerlo realidad. Dueño de la tradicional fábrica cervecera De Halve Maan, construyó una tubería de tres kilómetros que transcurre bajo las calles de la ciudad, declarada patrimonio mundial de la Unesco.
El proyecto suena a aventura, pero tiene motivos económicos. De Halve Mann, que significa media luna en flamenco, fabrica cerveza en pleno centro medieval de Brujas, entre canales, tiendas de souvenirs y puestos de papas fritas. Aquí se elabora cerveza desde hace 500 años, asegura Vanneste, sexta generación al frente de la empresa.
El aumento de la producción en los últimos años supuso problemas: en la pequeña cervecera ya no había sitio suficiente para llenar todas las botellas, por lo que la empresa tuvo que construir una envasadora en un área industrial, a unos tres kilómetros del centro de la ciudad.
Desde entonces, cada día entre cuatro y cinco camiones de carga con 30 mil litros de cerveza pasaban por el adoquinado del centro de la ciudad, una estructura de calles estrechas y esquinadas de unos 600 años de antigüedad llenas de turistas, sobre todo en verano (boreal).
Por eso Vanneste soñaba con una solución más práctica. Y cuando vio a unos constructores poner un cable, se le ocurrió la idea: una tubería subterránea que uniera la cervecería con la fábrica envasadora. La planificación y construcción duraron más de cuatro años.
Técnicamente no era complicado, era el mismo procedimiento que cuando se instalan tuberías de agua potable, asegura.
Las tuberías se colocaron por debajo del suelo a entre dos y 34 metros de profundidad, en su cota más profunda por debajo de un garaje. El pavimento de la calle sólo tuvo que abrirse en dos lugares para las obras. Para ello invirtió cuatro millones de euros.
Arranca en septiembre
La tubería, hecha de un plástico especialmente duro, es compatible con los alimentos, puede limpiarse y está esterilizada. A partir de septiembre fluirán por ella 4 mil litros de cerveza por hora, con los que se podrán llenar 12 mil botellas.
Sin embargo, no será posible el funcionamiento pleno sin usar camiones, porque es necesario utilizarlos para llevar los ingredientes a la cervecería, así que entre el 10 y 15 por ciento del tráfico se mantendrá, dijo Vanneste.
El alcalde de Brujas, Renaat Landuyt, se mostró hace poco menos entusiasmado que cuando oyó la idea por primera vez. ¿Cuál fue mi primer pensamiento? Que era una broma, dijo. Pero tras pensárselo vio una buena posibilidad de solucionar problemas de tráfico. Esto parece un museo, pero tenemos que trabajar y vivir aquí.
La atención que ha atraído el proyecto es sin embargo una desventaja para la ciudad, cree ahora Landuyt. La tubería de cerveza es la primera de esta magnitud en Europa.
Ya antes de la construcción muchos ciudadanos de Brujas se interesaron por el proyecto. Varios ofrecieron incluso dinero para tener una conexión privada a la tubería, explica Vanneste. Entonces se le ocurrió la idea de financiarlo en parte mediante el crowdfunding o financiación colectiva. La contraprestación: cerveza. En función de la contribución, el inversionista recibía más o menos bebida.
El mayor aporte fue de 7 mil 500 euros, a cambio de los que el inversionista recibirá cada día una botella de cerveza de tipo Brugse Zot o Straffe Hendrik. Hasta el final de su vida.
El sueño de disponer de un flujo de cerveza inagotable nunca ha estado tan cerca. Porque la tubería está además asegurada contra quienes intenten perforarla de forma ilegal.