Cine y conferencias complementan la muestra Río Congo, artes de África Central
El Discurso
Lunes, 22 de Febrero de 2016
La muestra da una visión global de las expresiones de los grupos étnicos dispersos en la cuenca del río Congo. Foto PI / Melitón Tapia / INAH
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* Estas actividades se presentarán los miércoles, del 24 de febrero al 16 de marzo, en el auditorio Fray Bernardino de Sahagún del Museo Nacional de Antropología
* La exposición ha sido visitada por más de 58 mil personas; la colección de 346 piezas se compone de máscaras, relicarios, instrumentos musicales, textiles y armas
La exposición Río Congo, artes de África Central, que se exhibe en el Museo Nacional de Antropología (MNA), ha significado una oportunidad única para apreciar 346 piezas etnográficas de los siglos XIX y XX producidas por una veintena de pueblos de habla bantú. La muestra, visitada por más de 58 mil personas, se enriquece con un ciclo de conferencias y cine etnográfico, que se presentará los miércoles del 24 de febrero al 16 de marzo.
Los temas que se abordarán son: Culturas de África y el Congo, a cargo del doctor José Arturo Saavedra (de El Colegio de México); Arte y cultura en África Central, que dictará Raffaela Cedraschi (del Museo Nacional de las Culturas); El Congo en la actualidad: literatura y pensamiento, que ofrecerán Antonio Saborit (director del Museo Nacional de Antropología) y Jean Bosc Kakosi (estudioso de la UNAM), y Africanos y Afrodescendientes en México, tema del que hablarán María Elisa Velázquez y Gabriela Iturralde (investigadoras de la Coordinación Nacional de Antropología).
Asimismo, se proyectarán las películas Melones amargos, de John Marshall (EU, 1971); Las estatuas también mueren, de Chris Marker y Alain Resnais (Francia, 1953); Rutas del esclavo: una visión mundial, de Sheila Walker y Georges Collinet (UNESCO, 2010); Voces de mujeres de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, de Alejandro González, Natalia Gabayet y María Elisa Velázquez (INAH, 2011), y Afrodescendientes en México (Programa Afrodescendientes y Diversidad Cultural, INAH, 2014).
Cada conferencia será seguida de la proyección del filme y se realizará los miércoles a las 18:00 horas, en el Auditorio Fray Bernardino de Sahagún del MNA. La entrada es gratuita.
Sigue la travesía por Río Congo
La exposición organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Museo del quai Branly, de París, Francia, custodio de esta valiosa colección, ofrece en 346 piezas un amplio panorama sobre las expresiones artísticas de una veintena de grupos étnicos dispersos en los 4 millones de km2 que abarca la cuenca del Río Congo, yendo de Gabón a los Grandes Lagos al este, y al sur hasta Angola.
A las máscaras en forma de corazón, las estatuillas donde se colocaban los huesos de antepasados a manera de relicarios, y las representaciones que demuestran la fortaleza y el estatus social de la mujer, se han unido instrumentos musicales, textiles y armas.
El historiador del arte, Aurélien Gaborit, responsable de las colecciones de África del Museo del quai Branly, comentó que todo el acervo de Río Congo, Artes de África Central es consustancial a los innumerables rituales que se celebran en esta región, como los de la pubertad, donde al individuo que entra en el mundo del adulto se le enseñan los valores sociales del grupo, o de los funerales, en los que al fallecido se le da el estatus de ancestro.
Hay ritos de curación; de ofrendas y de sacrificios, en éste último grupo se encuentran varias piezas que son una especie de umbral entre el mundo material y lo sobrenatural. Una de las más impactantes es un nkisi nkondi, un fetiche en forma de perro saturado de clavos mambu que sirve para despertar el espíritu que los habita y que ayuda —con su aspecto atemorizante— a retirar las fuerzas malignas.
Al centrar su atención en un ataúd-piragua hecho de madera y mimbre, que esboza a un pez, Gaborit el especialista cuenta que entre los pueblos nkundo (ngata y mongo) existía todavía a mediados del siglo XX una tradición funeraria muy peculiar, que consistía en que los personajes importantes mandaban a hacer, en vida, sus propios sarcófagos.
Más que contenedores del cuerpo inerte, estos objetos se mantenían para honrar la memoria del ilustre antepasado. En el caso de la extraordinaria pieza expuesta en el Museo de Antropología, ésta posee la forma esquemática de un martín pescador, ave que sobrevuela con sus colores vivos y brillantes el fluir del río Congo, asimismo, contiene las herramientas de su dueño, un pescador.
Las colecciones provenientes de África del Museo del quai Branly fueron reunidas por exploradores, misioneros y viajeros en las entonces colonias francesas en ese continente, así como por coleccionistas que compraban piezas en París para luego donarlas al Museo del Trocadero y al Museo del Hombre, antecedentes de este recinto museístico que abrió sus puertas en 2006 en las cercanías de la Torre Eiffel.
Ese pasado colonial también tuvo un impacto entre las culturas nativas, dice Gaborit y lo ejemplifica con una estatuilla protectora realizada por los teke: el rostro anguloso y las mejillas con escarificaciones parecen comunes a otras figuras de ese estilo, a no ser porque está representando a un europeo, como lo demuestra la pipa que sostiene en la boca, el casco y las vestimentas de minero.
La extensa Sala de Temporales del MNA, que además cuenta con un adecuado control de temperatura y humedad para la preservación de las piezas, facilitó el montaje de las aterciopeladas “faldas de baile” que abarcan varios metros de largo, así como de otras —de menos longitud— tejidas con rafia, una fibra que se extrae de las hojas de una palmera, Raphia ruffia, que se halla en la selva tropical del centro de África.
Aurélien Gaborit explica que las “faldas de baile” de los kuba, un grupo del Congo, se elaboran cosiendo varias piezas por lo que son verdaderas urdimbres; en cuanto a las esteras de fibras vegetales comunes para varias culturas, pocas poseen diseños figurativos principalmente de animales, rumiantes o felinos, y la mayoría son abstractos.
El especialista detalla que los patrones de estos atavíos influyeron en Matisse, cuyas obras elaboradas con base en papel recortado pueden relacionarse directamente con los arquetipos del arte de África Central.
En la sala dedicada a la “Abstracción” se aprecian instrumentos musicales: tambores, sanzas con motivos geométricos y arpas de formas humanas. Éstas son equiparables a estatuas o incluso, a veces, a individuos. Durante la representación, instrumento y músicos abrazados semejan una pareja.
Sobre las hachas de cobre y hierro, Aurélien Gaborit comenta que estos objetos aunque de lujo —los más bellos son los elaborados por los songyé— son peligrosos porque tienen un efecto de bumerán, es decir, vuelven al punto de partida si falla el blanco.
Las poblaciones de lengua bantú, desde la costa del Atlántico y desde las zonas boscosas hasta la sabana, poseen formas artísticas que entrañan un pensamiento único, complejo por los elementos que las componen y que se interrelacionan. La travesía por Río Congo, Artes de África Central concluirá el 3 de abril en la Sala de Exposiciones Temporales. La entrada es gratuita, de martes a domingo, de 9 a 19 horas.