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Analizan la construcción de la historia a partir de la ficción literaria

El Discurso
Martes, 09 de Febrero de 2016

El periodista y escritor Juan Villoro inauguró el ciclo de conferencias Tejiendo la historia. Foto: PI / Octavio Nava       ver galería

* El periodista y escritor Juan Villoro inauguró el ciclo de conferencias Tejiendo la historia, que se realizará de febrero a octubre

* La próxima ponencia, titulada ¿Por qué historia contextual?, será dictada por la historiadora de la DEH, Marcela Dávalos, el jueves 11 de febrero

A diferencia de la historia, la literatura no tiene que verificarse en el mundo de los hechos, pero debe ser verosímil, creíble en términos literarios, porque se trata de una representación de la realidad, sostuvo el escritor Juan Villoro, en la conferencia inaugural del ciclo “Tejiendo la historia”, que se realiza los jueves de febrero a octubre en la Dirección de Estudios Históricos (DEH).

La literatura “es una forma de conocimiento que es real sin ser verificable”, de manera que no tiene por qué comprobarse o constatarse con la realidad. “Entonces aprendemos cómo es el mundo a través de las novelas”, apuntó el periodista, al dictar la ponencia La historia como problema. El mundo de los hechos desde la novela.

En la actividad académica, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Villoro expuso que contrariamente, la novela histórica construye una realidad, que es una escenificación de la vida donde minuciosamente se rehace un periodo, por ejemplo en Noticias del imperio, de Fernando del Paso, se recrea la época de Maximiliano y Carlota de Habsburgo.

Saber hasta qué punto los literatos pueden reconstruir desde la ficción literaria hechos históricos que sólo pueden entenderse a la luz subjetiva de los testigos de dichos sucesos, fue la premisa planteada por el cronista.

“Una de las nociones más importantes desde cualquier disciplina que indague el pasado es constatar que el pasado es una zona movediza, cambiante, que no está quieta. Tiene muchas formas de redefinirse y reinterpretarse”.

Juan Villoro señaló que hay dos planos esenciales en la novela del presente que se ocupa de temas del pasado: cómo la ficción se escribe en un momento histórico determinado y responde cultural y estilísticamente a ese periodo, y al mismo tiempo conocer cómo la indagación de un pretérito modifica al presente.

“En sentido estricto, toda novela es una novela histórica. Tiene que ver con el uso del pasado, con asumir que el pasado es uno de los componentes esenciales de cualquier tipo de trama, incluso de las novelas de ciencia ficción”.

Uno de los grandes retos que enfrenta un escritor es la reconstrucción de una voz que tenga autoridad narrativa, que convenza y cautive al lector a partir de hacer verosímiles los hechos que cuenta; “el gran secreto de la escritura es la verosimilitud”.

Para el periodista condecorado con el Premio Iberoamericano de Periodismo Rey de España, en 2010, la concepción canónica de la novela histórica en el siglo XX se relacionaba con la idea de que la historia sobredetermina a los personajes.

“Buena parte de la literatura moderna tiene que ver con el desajuste esencial entre el hombre y su tiempo, entre el individuo y la colectividad; eso no significa que no haya acción colectiva o que la historia no determine a los hombres, sino que lo hace de una manera más compleja, porque implica tensiones y conflictos que convierten a la historia justamente en un problema y en algo apasionante para la literatura”.

El director de Estudios Históricos, Luis Barjau, mencionó que el pasado es una entidad referencial pero también, fuertemente propiciatoria de identidad; cuando el hombre dice qué es el pasado, éste empieza hacia atrás del tiempo, a partir de sus primeros recuerdos.

En ese ámbito, necesariamente metafísico para quien juzga los hechos, conviven las causas del hecho histórico veraz y fidedigno con las de la ficción, particularmente en su secuencia narrativa expuesta en la novela.

Después, la novela y la historia de vuelven a emparentar cuando se juzga que la historia, como tarea profesional, viéndose incapacitada para llegar ineluctablemente a la “verdad”, desarrolla una reconstrucción del pasado y, por ende, a una interpretación del mismo, de donde resultaría que la cultura misma estaría hecha de interpretaciones.

“Y así la novela —estructurada como una narrativa de ficciones que simula la realidad; aunque en ocasiones pudiera crearla e incluso superarla— estaría también actuando como las interpretaciones del historiador. De esta manera, el novelista y el historiador estarían simultáneamente tejiendo la historia”.

La próxima conferencia, programada para el jueves 11 de febrero a las 17:00 horas, será dictada por la historiadora de la DEH, Marcela Dávalos, con el tema ¿Por qué historia contextual? La Dirección de Estudios Históricos del INAH se ubicada en Allende 172, esquina con Juárez, en el Centro Histórico de Tlalpan.

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