36 Años de Exploraciones del Templo Mayor Eduardo Matos
El Discurso
Lunes, 23 de Febrero de 2015
EDuardo Matos Moctezuma investigador incansable de la Cultura Mexica. Foto Octavio Nava
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EDUARDO MATOS MOCTEZUMA PONDERA 36 AÑOS DEL PROYECTO TEMPLO MAYOR
El investigador emérito del INAH hizo un recuento de los trabajos arqueológicos desarrollados a partir de ese programa de investigación creado en 1978
A la fecha se hallado cientos de ofrendas y se ha logrado determinar que la edificación principal de los mexicas, el Huey Teocalli, tuvo siete etapas constructivas
A 36 años de que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) impulsara el Proyecto Templo Mayor (PTM), en el área que fuera el Centro Ceremonial de Tenochtitlan se han se hallado cientos de ofrendas y se ha logrado determinar que la edificación principal de los mexicas, el Huey Teocalli, tuvo siete etapas constructivas.
Lo anterior fue referido por el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, al hacer un recuento de dicho programa de investigación encabezado por él desde 1978, y el cual ha permitido profundizar en el conocimiento de esta antigua civilización.
“¿Y qué encontramos en ese corazón de la Ciudad de México?, pues a la ciudad abuela, a la ciudad de Tenochtitlan, por lo menos en su parte fundamental, que era el área sagrada de esa urbe, y después una parte muy pequeña de la ciudad colonial”, expuso el investigador emérito del INAH, al dictar hace unos días la conferencia El Proyecto Templo Mayor: 36 años de investigación. Del siglo XX al XXI, en la XXVII Feria del Libro de Ocasión, en el Casino Metropolitano.
Recordó que el PTM se originó tras el hallazgo del monolito de la Coyolxauhqui, en 1978, a partir del cual el INAH comenzó los trabajos de excavación. “En un principio pensamos que todo iba a estar destruido, porque la conquista española, además de militar, también fue ideológica, por lo que destruyeron lo que consideraban obra del demonio, sobre todo el Templo Mayor”.
Contrario a lo que se pensaba, durante las labores arqueológicas realizadas de 1978 a 1982, entre los vestigios hallados aparecieron muchas ofrendas —a la fecha más de 200—, el empedrado con grandes lozas que formaban parte de la gran plaza principal de Tenochtitlan, donde fray Bernardino de Sahagún reportaba hasta 78 edificios, entre ellos el Huey Teocalli o Templo Mayor.
Eduardo Matos Moctezuma explicó que las investigaciones han permitido determinar siete diferentes etapas constructivas del Huey Teocalli, con sus escaleras de acceso a su parte superior, y en ese sitio, dos adoratorios, uno dedicado a Tláloc y el otro a Huitzilopochtli.
Abundó que esas etapas fueron producto del agrandamiento del edificio que los gobernantes iban haciendo. “Cuando un edificio estaba en uso y querían agrandarlo, entonces lo rellenaban y hacían otro edificio encima, y así sucesivamente hasta llegar a siete etapas constructivas, que son las que hemos determinado”.
El investigador emérito del INAH dijo que la ampliación del Templo Mayor se daba conforme la ciudad de Tenochtitlan fue acrecentando su poderío político, social y económico.
Sobre los dos adoratorios que tuvo en la cima el Huey Teocalli, Matos Moctezuma detalló que éstos simbolizaban el sostenimiento de la sociedad mexica, es decir, el dedicado a Tláloc se relacionaba con todo lo que representaba la vida, con la producción agrícola, por ejemplo. Mientras que el destinado a Huitzilopochtli se vinculaba con la guerra, con la imposición de un tributo a otros grupos.
“Quizás había una tercera vertiente económica que era el comercio, pero siempre he tenido mis dudas de que si realmente esta actividad tenía tanta presencia en la economía, puesto que, por lo general, lo que se traficaba eran bienes suntuarios para las clases gobernantes”, argumentó.
Fuera del Templo Mayor, entre los hallazgos significativos que a lo largo de estos 36 años se han registrado, sobresale el del Altar-Tzompantli, integrado por una serie de 240 cráneos esculpidos, cubiertos de estuco blanco. También resaltan los dos Templos Rojos, donde todavía se aprecia la pintura que recubría sus muros y elementos, mientras que en la Casa de las Águilas, a la que Matos Moctezuma denominó de la Muerte, parece que el tlatoani o gobernante en turno realizaba determinadas ceremonias.
Ya para 1991, nació el Programa de Arqueología Urbana, con la idea de rescatar no sólo los vestigios del Templo Mayor, sino lo que había sido el Recinto Sagrado, la plaza principal de Tenochtitlan.
“Creamos este programa de exploraciones iniciando con la intervención debajo de la Catedral. A la fecha son siete manzanas del Centro Histórico que comprenden esta zona, las cuales están bajo nuestro cuidado para investigarlas”, mencionó.
En este siglo se hizo un notable hallazgo en el predio de lo que se conocía como la Casa de las Ajaracas. Se trata de una ofrenda única, integrada por atavíos de tela de algodón perfectamente conservados, junto con restos de calabazas, máscaras de madera, entre otros elementos, que denotaban una riqueza impresionante, pues se trataba de la vestimenta de un sacerdote de Tláloc.
El 2 de octubre de 2006, frente a la escalera de la sexta etapa constructiva del Templo Mayor, fue hallado el monolito que representa a la diosa de la tierra: la Tlaltecuhtli, escultura monumental que mide más de cuatro metros por lado.
Al pie del Templo Mayor, concluyó Eduardo Matos, de 2011 a la fecha, se han encontrado pisos de lajas labradas con figuras zoomorfas o de ciertos personajes; el Cuauhxicalco, un edificio circular de casi 16 metros de diámetro, además de restos humanos que están en análisis en laboratorio.